miércoles, 23 de noviembre de 2011

El Origen de la Violencia en Argentina.



Adolf Hitler (Braunau am Inn, Imperio austrohúngaro; 20 de abril de 1889 – Berlín, Alemania; 30 de abril de 1945) fue un político alemán de origen austriaco, líder, ideólogo y miembro original del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei — NSDAP) que estableció un régimen nacionalsocialista en Alemania entre 1933 y 1945 conocido como Tercer Reich.

Durante ese período, recibió y ocupó sucesivamente los cargos de Canciller Imperial (Reichskanzler) de enero de 1933 a abril de 1945, Jefe de Estado (Führer und Reichskanzler) de 1934 a abril de 1945 y Comandante Supremo de las fuerzas armadas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial de septiembre de 1939 a abril de 1945.

La ideología de Hitler, que llevó como causa directa al estallido de la Segunda Guerra Mundial y al desarrollo del Holocausto, se basaba en una serie de puntos de tipo visionario de carácter innegociable: la eliminación de los judíos; la consecución de un «espacio vital» para garantizar el futuro de Alemania; la raza como explicación de la historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la existencia humana, en otras palabras la dictadura militar.

  En Argentina seguía gobernando el general Juan Domingo Perón, donde el peronismo era el eje de un movimiento de liberación nacional. El 16 de junio de 1955 acontece unos de las etapas mas oscuras y sangrientas contra la vida humana, el comienzo de la dictadura militar, las represiones, la raíz de la violencia,el comienzo de una "Operación Masacre"
                                                                                          
El escritor argentino Osvaldo Bayer describe en la página 11: “Operacion Masacre" es el prologo de la tragedia que vendrá después, Aramburu y Rojas seran prologo de Videla y Macera, Rodolfo Walsh se convertirá de testigo en protagonista, será asesinado a balazos como sus personajes de Jose Leon Suarez.

"Operación Masacre," es una famosa novela histórica del escritor argentino Rodolfo Walsh, que describe las travesias de militantes peronistas fusilados por las fuerzas armadas, durante el derrocamiento del Presidente Constitucional de la República Argentina, Juan Domingo Peron. La ubicacíon histórica de este hecho comienza el 16 de Junio de 1955, cuando estallo en Cordoba un levantamiento militar comandado por el militar Eduardo Lombardi que conto con el apoyo de la Marina de Guerra al mando del contralmirante Isaac Rojas. Autoproclamados con el nombre de “Revolucion Libertadora”, termino con el gobierno de Perón.

Era la primera vez que en la Argentina Contemporánea desde el estado nacional se mataba gente a mansalva, sin una sentencia previa o juicio, era el nacimiento previo del terrorismo de estado.

Para entender la vida del autor de la obra, es necesario dividirla en dos partes. “Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola descubrí, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior”, dijo el hombre, refiriéndose al libro que inició .

Una tarde de 1956, jugando al ajedrez en un bar de La Plata escuchó la frase :                 Hay una fusilado que vive”. Nunca se le fue de la mente. Era Livraga unos de los sobrevivientes de aquella masacre. A fines de ese año, comenzó a investigar el caso con la ayuda de la periodista Enriqueta Muñiz, y se encontró con un gigantesco crimen organizado y ocultado por el Estado.Asi nace esta investigación de este libro, como cuenta la página 19:

Livraga me cuenta su historia increíble; la creo en el acto. La larga noche del 9 de junio vuelve sobre mi, por segunda vez me saca de “las suaves, tranquilas estaciones”. Ahora, durante casi un año no pensare en otra cosa, abandonare mi casa y mi trabajo,me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un amigo me prestara una casa en el Tigre, durante dos meses viviré en un helado rancho de merlo, llevare conmigo un revolver, y a cada momento las figuras del drama volverán obsesivamente.

 Por la investigación descubre que hay más sobrevivientes: Giunta, Livraga, Di Chiano, Gavino, Troxler, Rogelio Díaz, Benavídez. Averigua que en Florida, Vicente López, las personas que se encontraron fortuitamente eran: Carranza que busca a Gariboti para escuchar por radio la de Lausse el 9 de junio de 1956 en la casa de Torres, inquilino de un departamento de pasillo de Di Chiano que es el dueño. Hasta allí llegan también Mario Brion, Lizaso, Livraga que lleva a Vicente Rodríguez, Torres, Troxler después y también dos pesquisas infiltrados como aparentes escuchas de la pelea pero que en realidad han ido para averiguar si existían en el lugar armas, y poder cumplir con la orden de aniquilamiento.
 Desde aquí en adelante el relato se organiza de manera paralela con los hechos del verdadero levantamiento de Valle, lo que ocurrió con estas personas que se habían reunido para escuchar la pelea, y lo que ocurre al mismo tiempo en los altos mandos, anunciado desde la radio. El narrador se mantiene ajeno, pues el narrador oíble y creíble es la voz de la radio en la manipulación de la verdad.
En Campo de Mayo el levantamiento ocurre a las 21,30 hs; la pelea de Lausse termina a las 23,00 hs y la radio no transmite todavía ninguna noticia. Mientras tanto, la policía, para eso han llegado los dos inspectores antes señalados hasta la casa de Torre, cree que en ese departamento la gente está conectada con Tanco supuesto ideólogo de la causa de Valle.

Así como describe la primera parte del libro página 29, allí pinta de cuerpo y alma a cada uno de los protagonistas de los hechos en unas pocas páginas. Y va deslizando los datos que, sobre estas personas, pudo obtener de su investigación, matizando con algunas presunciones o dudas sobre otros que no consiguió.
                       
Todos personajes de carne y hueso, reales, cercanos, como cualquiera de nosotros. Todos van hacia un destino trágico. Por ejemplo, cuando Carranza pasa a buscar a Garibotti:
Eran tiempos distintos a los actuales, la gente se juntaba, no importaba mucho el motivo. Alguno tenía una casa con espacio, parrilla, ganas de charlar, entonces invita a amigos, vecinos que apenas conoce, viene también el amigo del amigo, el amigo del vecino. Se escucha la radio, se juega a las cartas o a los dados, si hay guitarra y alguno que mueva un poco los dedos, se canta algo, folklore. Y no siempre, pero a veces, se habla de política. Torres y Gavino estaban involucrados en la revolución.

Pero el resto….no. pág 63: los demás solo acudían a escuchar una pelea de box, hasta que violentamente irrumpió gente con el uniforme del ejercito argentino, algunos son detenidos y llevados a la comisaria, otros intentan escapar sin éxito y luego dispuestos en un colectivo de la línea 19, sin saber a donde iban. Alguno alcanzara a oír un revelador fragmento de conversación entre los vigilantes:
“Ese”, el hombre que dirigía el procedimiento , el militar vestido de uniforme, el imparcial dispensador de culatazo y trompadas….ese hombre era el jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires, teniente coronel (R) Desiderio A. Fernandez Suarez.

Era apenas la primera etapa de la Operación Masacre, fue rápida. Eran apenas las 23:30 y Radio del Estado, la voz oficial de la Nación,  aun no hacia mención de la ley marcial, continuando con su programación habitual. Motivo por el cual el acto es indebido legalmente. Como dice la pagina 72: A las 00:32 en punto, Radio del estado interrumpe su programación y anuncia que va a dar una lectura de la Secretaria de Prensa de la Nación,promulgando dos decretos
 Articulo 1: Declare la vigencia de la ley marcial en todo el territorio de la Nación.
 Articulo 2: El presente decreto-ley sera refrendado por el Excelentísimo señor Vicepresidente Provisional de La Nación, y los señores ministros, secretarias de Estado, en los departamentos de Aeronáutica, Ejercito, Marina e Interior.
                                                                                                           
       Este momento es importante  de resaltar como prueba, ya que aun no regia ninguna ley para dicho detenimiento y posterior fusilamientos de los detenidos. Donde uno se preguntaba:Que significaba ser peronista?. Hubieron sobrevivientes de dicha masacre: Juan Carlos Livraga, Julio Troxler y Miguel Angel Giunta. El primero con un juicio, aun sin resolver, el segundo participo de una pelicula con el nombre del libro, relatando el horror vivido aquel dia y el tercero exiliado en Bolivia.

Como nos cuenta este libro, los crímenes siguen aun sin resolver, el mismo Walf menciona en la pagina 225: Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar, donde menciona que la censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en Tigre, asesinato de amigos, la perdida de una hija que murió combatiendolos, son algunos de los hechos que me obligan a expresarme clandestinamente, después de haber opinado, libremente como escritor y periodista durante casi 30 años….

(Pág.225) Walsh envió por correo esta  carta, fechada el 24 de marzo de 1977 a las redacciones de diarios nacionales e internacionales. El 25 de marzo de 1977 fue secuestrado por un “ Grupo de Tareas” y luego asesinado. Es dificil aludir a la figura de Rodolfo Walsh sin sentir dolor, no solo por haber sido un intelectual comprometido con la realidad de su tiempo, ni por los sobrados dotes literarios, sino también porque remite a la época mas oscura de Argentina. Su vida, que brillo por luz propia fue apagada por una dictadura militar, donde la libertad de expresión se convirtió, en un ave de paso.
Titulo Enunciativo 1x40:
Horror en Argentina, por derrocamiento de Peron.
Bajada 2x30:
Muertes en el Gobierno Transitorio.
Simpatizantes de Perón asesinados.

 Cuando tuve en mis manos este libro, creí que era la portada de un Libro de Fabulas, pero al terminarlo de leer era real, tan real como esas heridas que aún persiguen a una sociedad argentina, que intenta curarlas.
   
     Bibliografía:
    -Rodolfo Walsh, Operación Masacere, Buenos Aires.Ediciones La Flor.2001.
    -Biografia en literatura.org.


                                                                                                                         Simón J. Paredes Nuñez.